El Domingo de Resurrección o Domingo de Gloria es la fiesta más importante para los cristianos porque celebramos la Resurrección de Jesucristo tras haber sido crucificado. Con esta celebración religiosa finaliza de la Semana Santa. “Sigamos el ejemplo de Jesús, hagamos el bien a los demás, respetemos a nuestros semejantes, enseñemos valores y tengamos paciencia, pues si nos proponemos lograr todo esto, las cosas serán más sencillas; además, ¿quién no quiere una vida llena de tranquilidad?; pues ello, es lo que todos deseamos para vivir felices, y si Jesús nos dio el ejemplo y las pautas para lograrlo, entonces no tenemos nada que perder. Cristo triunfó sobre la muerte y con esto nos abrió las puertas del Cielo.
Cuando celebramos la Resurrección de Cristo, estamos celebrando también nuestra propia liberación. Celebramos la derrota del pecado y de la muerte. En la resurrección encontramos la clave de la esperanza cristiana: si Jesús está vivo y está junto a nosotros, ¿qué podemos temer?, ¿qué nos puede preocupar?
Él dijo: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá” (Jn. 11:25).