El pregonero dio voz a Inmaculada Cáliz y David Calleja, y llevó a escena estampas de la Semana Santa Rindió homenaje a la Soledad en su aniversario y pidió la Medalla de Oro para la PatronaAlvaro

                                Un pregón con menor calado religioso que otros cantos de exaltación a la Semana Santa, aunque con mayor profundidad poética, sentimiento cofrade, y un escenario elegante pero sencillo, exornado con centros de flores rojas y presidido por la figura del Ángel de la Pasión, obra del imaginero Ortega Bru, que acompaña a Nuestro Señor Jesucristo de la Oración en el Huerto en su salida procesional del Miércoles Santo.

                               El pregonero sevillano Álvaro Carmona López hizo ayer un recorrido por las principales imágenes titulares de las hermandades de El Puerto, con momentos cumbres en su pregón, en el que se echó en falta la asistencia de público, que no llegó a llenar el Teatro Municipal Pedro Muñoz Seca, como hubiera merecido la ocasión.

                               No hubo innovaciones efectistas ni audiovisuales, de manera que el pregón se desarrolló como un canto de exaltación clásico, intercalando prosa y poesía, donde tampoco faltaron guiños a los hitos que marcarán la Semana Mayor portuense 2016 e incluso algunos mensajes dirigidos a las autoridades municipales, como la petición para que se conceda la Medalla de Oro a la Virgen de los Milagros, pidiendo además el pregonero al alcalde que acuda a los actos de la Semana Santa. También estuvo marcado el acto por la participación de pregoneros como David Calleja (2014) y algunas estampas teatralizadas sobre el escenario.

                               Fue una marcha procesional interpretada desde el foso de la orquesta por la banda de música Maestro Dueñas, la que marcó el inicio del pregón, que estuvo presidido por el alcalde David de la Encina; el delegado episcopal de Cofradías, Antonio Olmo; y el presidente del Consejo Local de Hermandades y Cofradías, José Manuel Castilla, en un escenario que contó con la presencia de la concejala de Fiestas, Rocío Luque, y miembros de la junta permanente del Consejo. Entre el público se encontraban hermanos mayores de las cofradías de El Puerto y concejales de la Corporación.

                                La pregonera del año 1995 Inmaculada Cáliz, presentó al pregonero, no sin antes ofrecer unas palabras de homenaje a la Virgen de los Milagros, de la que se cumple este año el centenario de su coronación canónica.

                                Acto seguido Álvaro Carmona se dirigió al atril, para ofrecer el pregón, que definió como «la Pasión anticipada, la oración del cofrade», y que coincide con el último domingo de Cuaresma.

                               El pregón se dividió en varias partes, en cada una de las cuales Álvaro Carmona fue describiendo las imágenes titulares de las distintas cofradías locales y los rincones de la ciudad que se identifican de forma clara con cada una de esas imágenes. En este sentido, el pregón estuvo plagado de sensaciones: el color de la primavera, olores marineros, el vuelo de las cigüeñas, estampas únicas que se producen durante la Semana Santa. También tuvo un contenido didáctico, ya que el pregonero enumeró los sitios idóneos para disfrutar del paso de las distintas cofradías (Castillo de San Marcos, antigua lonja pesquera, bodegas Obregón en la calle Zarza, casa Calleja…), asignando además a cada Cristo y cada Virgen unas características que las hacen únicas para sus devotos. Pese al torrente de sensaciones, el pregón estuvo marcado también por mensajes cristianos, como el significado de la Cruz o el del Nazareno. Precisamente, uno de los momentos álgidos estuvo relacionado con el Cristo de la Madrugá, a quien Inmaculada Cáliz dedicó un poema por seguiriyas, golpeando con los nudillos en el atril mientras recitaba los sentidos versos, en mitad del silencio del patio de butacas. Fue un momentos sublime del pregón.

                                También fue bien recibida por el público la saeta interpretada por el cantaor portuense Juan Antonio Rubio Gil. Menos se entendió quizá la estampa alegórica que cerró el acto, en la que cuatro mujeres vestidas de negro escenificaron la muerte de Cristo.

                               Sin embargo, era importante resaltar ese momento de la Pasión, especialmente cuando la hermandad que mejor representa al Cristo yacente, la Soledad y el Santo Entierro, cumple este año el 450 aniversario de su fundación y sus titulares aguardan su traslado a La Prioral desde la Iglesia de las Concepcionistas, lo que marcará en cierta forma el inicio de las procesiones en la calle.

 FUENTE: DIARIO DE CADIZ